Un corazón en el centro de Tánger, un corazón que riega todos y cada uno de los órganos, un corazón que infunde fe, carisma y compromiso. Las Hermanas Carmelitas hoy nos han abierto su hogar para que conozcamos de primera mano las maravillas que Dios hace. Su labor, callada y continua aporta el espíritu del Señor en cada una de las acciones que la Iglesia lleva a cabo en Tánger y Marruecos. Ellas a través de sus oraciones tienen presentes a todos y cada uno de los voluntarios, trabajadores, religiosos, religiosas, residentes y enfermos. Hoy, hemos compartido con el Señor una bonita tarde de fe.
Comienza el día y… ¡BAM! El amor y el trabajo incondicional por el prójimo se hace presente en la gente que ayudamos. He sentido que todo lo que podía haber de ayuda hacia la gente que hemos ayudado era poca. He recibido mucho amor de ellos. Los residentes de Cruz Blanca por medio de abrazos, besos y achuchones, que aunque te bañasen en babas sentaban como gloria. Transmiten verdadera felicidad. Tras recibir el testimonio de las Hermanas Carmelitas Descalzas, entiendes y comprendes el proceso a seguir para poder hacer presente el proyecto que el Señor creó para mí. Ha sido cautivador.
Álvaro Chamizo
Día intenso, satisfactorio y lleno de valores. Con días como éstos te das cuenta de cómo está repartido el mundo: mal. Mi día de hoy se ha centrado en el Hogar Lerchundi: acompañé a los niños al colegio. Las calles por las que pasamos estaban llenas de basuras, ratas,… Los niños del Hogar buscan compañía y sobre todo cariño; y a pesar de que hablamos distintas lenguas, ellos hacen lo posible por que los entiendas y hasta te dan pequeñas lecciones de árabe. Aunque no lo parezca también hacen cosas por ti. Y todo esto sin separarse ni un segundo de ti. Es maravilloso hacer reir a un niño. Con gran ilusión, niñas del Hogar nos han hecho la henna en las manos. Por la tarde hemos visitado a las Carmelitas y hemos pasado rato divertido. En el día de hoy, uno se da cuenta de lo feliz y satisfecho que te puedes llegar a sentir haciendo felices a los demás, porque hay cosas que realmente no tienen precio.
Carmen Reales
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